"Algo más nos tiene maniatados en cuanto a la verdad, y es que el goce es un límite. Ello se debe a la estructura misma que evocaban, en la época en que los construí para ustedes, mis cuadrípodos: el goce solo se interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante"[1].
Antes incluso de la introducción del nudo borromeo, esta frase de Lacan anuda semblante, goce y significante. Un poco antes Lacan había adelantado que eso que nos maniataba, en primer lugar, a la verdad, era su estatuto de medio-decir. El término "verdad" [verité], de origen jurídico, pone de relieve que, en los procesos, es el goce del testimonio al que se apunta cuando se pide decir "toda la verdad y nada más que la verdad".
Límite del goce por el efecto del discurso, es el punto por el cual se está maniatado a la verdad por una segunda vuelta de cuerda. "Eso mantiene la estructura", decía Lacan de los cuatro discursos que introducía dos años antes. Lejos de ser considerados como vanas palabras, esos discursos dan cuenta del lugar del goce pero, ¿de qué forma?
En cada uno de los cuatro discursos de Lacan, un elemento toma el lugar del semblante, lo que da su nombre a cada discurso. Es entonces ese semblante que tiene por función interpelar al goce, acosarlo, evocarlo. Si en el primer Lacan el semblante era un mixto de simbólico y de imaginario, opuesto a lo real [2], en su muy última enseñanza "es la afinidad del a con su envoltura" [3] lo que permite tocar lo real por un borde de semblante [4].
"El goce no se interpela más que a partir del semblante", es decir, que el analista se sirve de esos semblantes para despejar el modo de gozar del sujeto. Se trata de una verdadera "dialéctica del sentido y del goce", "no de borrar el semblante, sino de recuperarlo" [5]. A diferencia de lo jurídico, el psicoanálisis obtiene la emergencia de la verdad por otros medios que la confesión, porque nos enseña que el goce, en el fondo inconfesable, es incurable [6].
Si el "partenaire semblante" es el reverso del "partenaire síntoma" [7], Lacan nos enseña que el síntoma puesto al desnudo por los semblantes hace emerger la "verdad" [8] del sujeto. Es el único medio de dejar de producir semblantes de la relación sexual [9] y de producir un sinthome. |